lunes, 8 de diciembre de 2008

La lección del taxista


Hoy llevé mi auto al servicio muy temprano. Busqué un taxi para que me llevara al trabajo. Ya en camino, después de haber dado indicaciones al taxista hacia dónde dirigirnos, permanecí en silencio; ya no me gusta hablar en los taxis... uno nunca sabe. A pesar de mi mutismo, pasadas tres cuadras, el taxista habló:
– ¿Cómo va el trabajo?
Así, sin mediaciones, sin la más mínima escala en la intentona de romper el hielo. El taxista lanzaba su pregunta con el tono de buscar una respuesta real y congruente, cómo si me conociera de años y esa pregunta fuese el medio para llegar a un punto nodal. No me quedó más que concentrarme y dar una buena respuesta. Respeto a la gente que desea intercambiar una conversación a esas horas de la mañana, y más si el preámbulo se antoja inteligente.
Le contesté de manera escueta pero real: estamos preocupados porque se nos puede acabar el trabajo y estamos haciendo esfuerzos por preservar a nuestros clientes y dar un mejor servicio.
El taxista comenzó enseguida a darme las fórmulas del éxito: trabajar mucho, pero trabajar en equipo, ponerse del lado del cliente, buscar la manera de que nuestros clientes nunca, por ningún motivo se olviden de nosotros y sobre todo, me dijo, cancelar la posibilidad de que los tiempos malos nos atacarán si nosotros contrarrestamos con inteligencia y más trabajo. Me contó de que había trabajado en la Pepsi, como ayudante de un vendedor y por cinco años habían sido el equipo más exitoso de su zona; me habló de que los demás compañeros le llamaban "lambiscón" y concluyó, cuando nos acercábamos a mi trabajo, que ahora tenía ese taxi propio y estaba en vías de comprar uno más. Nunca me dijo de dónde era y cómo se llamaba, si tenía familia y era feliz; no había tiempo ya. Los pasajeros son personajes efímeros en la novela diaria de los taxistas. Me apeé del taxi y cuando entraba al trabajo noté que iba yo de buen humor, listo para afrontar el pinche lunes. Me quedé pensando en el taxista de acento yucateco y recordé una palabra que aprendí de la Nena Mostra hace poco: buenpedés. Buen pedo. Buena onda, buenas ideas, buena forma de prolongarse a través de los demás. ¿Será que eso es lo que nos falta a los mexicanos? ¿trabajar mucho y de buen humor, sin quejarnos de todo y contrarrestar la adversidad con soluciones que pueden devenir del optimismo?. Un taxista me dio lecciones de mercadotecnia práctica y ética el día de hoy. No me lo dijo pero seguramente es yucateco, quintanarroense, sonorense, veracruzano. Es mexicano.

4 comentarios:

Octavio dijo...

Pues sí a veces vamos tan ensimismados con nuestras cosas que, de repente, algunas personas, logran, quién sabe de qué manera que veamos las cosas distinto...
Recordé una anécdota que cuenta Alvaro Mutis en un video y que decía que cuando venía "huyendo"( no sé si es la palabra exacta) de Colombia y llegó a México, el taxista que lo llevó del aeropuerto a su destino al verle la cara le preguntó si le pasab algo... no recuerdo que le conestó Mutis,pero dice don Alvaro que el taxsita le dijo...no se preocupe en México todo tiene solución...

Ah, quién pudiera llevar ese optimismo, o creérselo esas mentiras, si cabe, llamémosle piadosas pero que ayudan a llevar o sobrellevar la vida...

La Nena Mounstro dijo...

ya ve? alomejor es la epoca navideña que yo ese cuento no me lo creo, la gente q tiene buenpedo lo tiene hoy mañana y siempre.
El sabado a las 7 de la mañana q tengo q salir a tomar mis clases de aleman, siempre me paro con una cara de culo y un humor del orto ( sabado a las 7 de la mañana?? y tengo q irme en metro!!) bueh..el chiste es q siempre paso aun pinche 7 eleven q hay en la esquina y donde invariablemete la paquiderma bizca q atiende me pone automaticamente de malas por lerda.
Estaba siriviendome mi cafe y habia un señor ya grande, unos 70 años y me dice " buenos dias cariño" , me quede freez con el " cariño" no me dio tiempo de decirle nada por que empezo a hablar y hablar. Me empezo a decir que ya habiamos perdido la cordialidad, que se nos habia ido de picnic la educacion, que que nos costaba decir " buenos dias" a todo aquel que nos toparamos por la calle, que el lo ha hecho durante toda su vida y que lo hace sentirse una mejor persona.
Se despidio diciendome " hoy es un buen dia, que dios te bendiga "
...le juro que casi me hace llorar.

Y como nunca antes, un sabado a las 7 de la mañana alguien me hizo el dia con su buenpedès.

Buenpedes mi zorombas , buenpedes ante todo, los mexicanos somos re buen pedo cuando queremos. Hay q aprender!!! o mas bien a acordarnos..seguro sus papas se lo inculcaron cuando era un infante.

La Nena Mounstro dijo...

apoco los cuernitos tambien estan en el paraiso?? NOOOOO me muerooo!!! por un segundo pense que por esos lados podian ser un poco mas avanzados , con eso de q estan plagados de eruopeos, candienses y suizos almidonados y podian conservar un poco la dignidad!!

ire , mi acopañante de viaje me dijo que a el le costaron 80 varos que desde ya se me hace un robo, pero 250 pesos !!! o seaaa como?? resulta que en el pariso una coca cuesta 50 pesos??? es un FRAUDE es puro fieltro!!

Y bueno Jordi Soler....empeze el libro ayer y me chute hasta la pagina 110 ( osease la mitad casi) no podia soltar el libro, eran las 3 de la mañana y no me queria dormir, queria seguir leyendo!!no veo la hora de poder acabarlo, esta mas alla de cualquier elogio que le pueda dar...soberbio, delirante y magnifico , es de esos libros que dices " chaleeeeeeeeeee , no quiero q se acabe nunnncaaaaa" segurooo hoy lo termino, pero desde YA mandelo pedir a gandhi, EXQUISITO!! de los mejores q he leido en este año y creo q entrara sin duda a mis top de la vida

Miguel Miranda dijo...

Callao, en México todo tiene solución... es verdad. El problema es el "tipo" de solución.

Nena Mostra: me encantó su anécdota del viejito. Si mexicanos buenos y lindos los hay, el chiste es dar con ellos. Y si, mis apás se esforzaron mucho en enseñarme la buenpedés y se olvidaron de enseñarme su opuesto: la gandallés.

Oiga, el Paraíso es caro... tiene su precio, acá TODO es más caro que en el DeFe, y la gente es más gandalla también. Acuérdese de que acá hay Hotel Zone y Zona Atolera, dos cosas bien diferentes.

Ya puse en mi wish list el libro de Jordi. El último que lei de el no me gustó, no lo acabé. El que más me gustó, fue el primero: Bocafloja. Y el más divertido; La mujer que tenía los pies feos.