domingo, 3 de agosto de 2008

Confesiones de Tango y Cerda Negra


Me jode confesarlo
pero la vida es también un bandoneón
hay quien sostiene que lo toca dios
pero yo estoy seguro de que es Troilo
ya que dios apenas toca el arpa
y mal

fuere quien fuere lo cierto es
que nos estira en un solo ademán purísimo
y luego nos reduce de a poco a casi nada
y claro nos arranca confesiones
quejas que son clamores
vértebras de alegría
esperanzas que vuelven
como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos

me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino
en último caso valsecito o milonga
pasodoble jamás
pero cuando dios o Pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida
y le sugiere que llore o regocije
uno siente el tremendo decoro de ser tango
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.

Mario Benedetti
(Bandoneón)

Yo no sé de dónde me salió el gusto, pero amo el tango. Comencé de chico a escuchar tangos muy viejos que ocasionalmente me encontraba, o los clásicos que cantaba Gardel o Lucho Gatica. Después descubrí a Marianito Mores, que tocó alguna temporada en San Angel, al sur de la Ciudad de México, en las idas de pinta de la secundaria me encantaba ver las fotos del maestro en El Rincón Gaucho, que era un restaurant de postín con variedad. Creo que hasta mis papás fueron a verlo, pero como yo era un chavalillo que iba reprobando la escuela, ni siquiera me consideraron en sus planes. Un día, ví en el programa de Toros y Toreros del canal once (que todavía se transmite, por cierto), una faena de Silverio Pérez, musicalizada con un tango; nunca supe cuál o de quién era, pero aquello fue revelador: dos cuerpos, uno estático y otro con una velocidad feroz, se entrelazaban, se interconectaban y se comunicaban al ritmo de un tango lánguido como la muleta y el son del Faraón de Texcoco. Toro y torero se convertían en una pareja pasional que se jugaba la vida, como la pasión, como el tango.
Puse más atención a aquello, crecí, valoré muchas cosas entre ellas la música, y descubrí a Astor Pantaleón Piazzolla. Hice por aprender lunfardo y hasta tomé clases de tango; aprendí a hacer "el ocho" pero hasta ahí llegué, la maestra me sugirió amablemente que mejor jugara tenis. Pero el tango, su hondura, su pasión, me ha acompañado desde entonces y ya no concibo la vida (ni mi iPod) sin escucharlo. Desde Troilo, Gardel, Pugliese, el inovidable "Polaco" Goyeneche, a quien vi y escuché por primera vez en la película Sur, la garganta con arena de Adriana Varela y desde luego, al gran Astor, el tango es para mí, gasolina musical inspiradora. Con un tango puedo vivir, amar, odiar, recordar, imaginar y morir, para luego volver a resucitar.
Pensaba yo que el tango quedaría ahí, con aquellos nombres, sin nadie más en el futuro que los reemplazara, pero no, afortunadamente el tango le sigue interesando a la gente y en especial, a los jóvenes argentinos. Cerda Negra es una agrupación de 10 muchachos menores de 20 años, porteños todos ellos, que desarrollaron desde muy pibes ese gusto por el tango de arrabal. Se ha de traer en la sangre lo malevo y estos chavales lo hacen desde hace varios años. El director de la "Orquesta Típica Cerda Negra" es Agustín Guerrero, que tiene solo veinte años. Él se ha encargado de fundar la orquesta, que comenzó con un puñado de pibes que se reunían a tocar de manera informal hace cinco años. Hoy la orquesta cuenta con un pianista y director (Agustín), tres bandoneonistas, tres violinistas, dos chelos y un contrabajista. Ha estado de gira en Alemania, comienza a ser una orquesta conocida en Buenos Aires y lo más importante, los jóvenes como ellos están poniéndo atención en el tango nuevamente. Tal vez de aquí saldrán los Troilos y los Piazzollas de este nuevo siglo y el tango renacerá en el preludio para el año 3001.


Si querés ver el sitio web de Cerda Negra cliquea acá. Podés ver también un documental y un vídeo. Chau ché.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo por el contrario, amo al Tango por obligación sentimental, llegó tarde a mi vida, porque los amores maduros y complicados siempre llegan tarde, y fue un amor complicado el que me infectó:
"Tiñes mis días de fatal melancolía
eres el hacha que astilló toda mi vida
premeditada y divina

Cruel y despiadado
me has humillado
y sin embargo aquí estoy

Aunque me ultrajes
aunque me uses
siempre a tu disposición"

No es un tango... ya lo sé, pero es lo que me hace la música de tango cuando la escucho.

No sé cuantos comparten el hecho de que hay música “tabú” en la vida... que sólo se escucha cuando se quiere llorar.

La Nena Mounstro dijo...

fijese que casualidad!!! a estos tipos los vi un dia en un bar de recolecta cuando mis dias por buenos aires se contaban con calendario en mano, me gustaron mucho y les compre un cd q vendian ahi mismo en la caja del bar y costaba 7usd....gracias ....ese mismo dia lo deje en el "bondi" olvidado y chau...nunca mas supe de ellos.

que casualidad que ahora usted venga a hablar de eso!!! me sobresalte....

Miguel Miranda dijo...

Maribel, gracias por pasar. Definitivamente me gusta más la canción cantada por la Echeverri que en la frialdad de la escritura. Pero, ciertamente, hay música para llorar... me pasa con una canción de Serrat.

Nena Mostrua, qué gusto tenerla por acá!!!! Que pena lo de su disco, yo ya les escribí y les pedí uno. En un descuido se lo andan reponiendo, ¿no pidió autógrafos? a lo mejor se llena de guita en unos años...