martes, 28 de octubre de 2008

Alea Jacta Est


Según la Universidad Anáhuac, existen tres formas para obtener el título de una maestría; la primera es por medio de una tesis, la segunda es un proyecto aplicativo, que dicho a groso modo es echar a andar algún proyecto real. Como tercera y más piadosa de las opciones, está el "caso integrador"; el requisito para esta alternativa es inscribirse en tres cursos de 18 horas cada uno, pagando una lucrativa pero indulgente cuota y están sujetos a temática (tomé uno de negociación; me ha ayudado muchísimo en mi matrimonio, ahora lavo muchos menos platos que antes). Después de tomar estos cursos, uno solicita un caso a resolver. Es igualito que en los toros; te puede tocar uno facilito y a modo, ocasionando que salgas victorioso y dando repetidas vueltas al ruedo con cara de soy-la-neta-del-méndigo-planeta!. O por el contrario, tocarte en suerte el bicho más feo, graneado y cornalón del encierro. Obviamente hay que pagar una pasta más a la hora de que tu caso sea aprobado. La educación cuesta.
Cuando me titulé en la licenciatura lo hice vía tesis, como ya he referido abajo, en el reciente post del cáncer de mama. Esa tesis me tomó tres años de mi hermosa y peluda juventud. Ahora, a mis cuarentaidós tacos a cuestas y sin un pelo de tonto en la cabeza, opté por el caso integrador. Y ahí voy, con paso muy torero y con los machos bien amarrados a recoger mi caso: un business plan de un restaurante-bar... en la Ciudad de México!
Aparentemente todo era alegría y felicidad, pero conforme fui desmenuzando al animalito que al principio tenía unos ojotes que se parecían al gatito de Shrek, el bichito se fue transformando en una cosa horrible que más bien parecía pejelagarto tabasqueño: datos inconexos, competencia errada y obsoleta, poca información referenciada. Para acabarla de amolar, como diría mi santa madre, yo acá y el defe hasta allá.
Tuve que sentarme a investigar, convoqué a una hueste enorme y leal de chilangos que ayudaron a un exiliado, la mayoría pertenecientes a los catorce asiduos de este blog, que supieron informarme los pormenores de la ciudad sin mí.
Estuve pegado a mi Mac como una lapa, me chuté el google llegando hasta sus más íntimos rinconcitos, se me incrustó la silla en la parte más sabrosa de mi anatomía, me crecieron los cachetes debido a la dieta de cacahuates mafer con té helado y traigo unas riumas de vaca echada que no se me quitan ni con la pomada de Maribel Guardia. Fueron dos semanas de leerle, pensarle, sobarle, volver a leer y repensar, y finalmente fue saliendo todo como longaniza de Valladolid: un chorizo que alcanzó las setentaidós páginas, y donde se integra un modelo de planeación estratégica para la resolución del caso.
Además iba a trabajar, porque la invesigación se hace de hobbie. Y ahí fue donde me cayó el veinte: ¿por qué nos cuesta tanto trabajo investigar? ¿cuántos usamos la investigación formal para el desarrollo de nuestros trabajos? ¿se fomenta en la vida cotidiana la investigación? ¿se hace buena y suficiente investigación en el país? cada quién sacará sus conclusiones.
En 1991, que comencé mi tesis de licenciatura, no había internet, creo que la computadora más avanzada era una XP de disco flexible de cinco pulgadas. Este zorombático se iba en peserín a la Biblioteca Central de CU; había ficheros donde buscabas los títulos y consultabas en promedio tres libros en cinco horas. Hoy el internet es una maravilla; si sabes buscar, tienes el mundo en la pantalla de la computadora y los ficheros ahora se llaman buscadores.
La suerte está echada, como dijera Julio César al cruzar el Rubicón. Falta esperar el resultado de los sinodales y esperar que vengan pocas correcciones para preparar el documento final y el exámen. Por lo pronto, mañana me voy a correr tempranito.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Zorombatico, estoy convencida de que cualquier herramienta de trabajo no sirve de nada sino se le conoce... de tal forma no te preocupes, estoy convencida de que tu investigación será bien calificada.
Lo cierto es que la investigación es un juego malvado-mazoquista, entre más conoces y descubres más te das cuenta de tu ignorancia...
Me pasa todos los días, antes daba clases de una hora, ahora me extiendo hasta casi más de dos, y paro cuando la cara de dormidos de mis estudiantes me recuerdan que no es la cantidad sino la calidad de información que reciben en los primeros 30 min de la clase.

LUCAS dijo...

Mi estimado:

Los asuntos investigatorios son por demás retorcidos, oscuros y harto difíciles, por eso es que hay pocos investigadores (no de nombre, serios, dedicados, que hacen una forma de vida de eso) profesionales y aficionados. Pero para el vulgo la investigación es sólo para la polecía (para decirlo en términos vulgares).

Y la pregunta que hiciste sobre la investigación como un recurso natural y cotidiano en el trabajo simple y llano, es una respuesta obvia pero no usada. Ya veo a mi mecánico o a mi plomero investigando antes de quitarle el ruidito que tiene en segunda mi coche o destapar el escusado que quiso tragar algo poco claro.

No mi estimado, quien puede hacer y hace investigaciones como recurso diario es un privilegiado por una simple y sencilla razon:
aprende todos los días y sabe más y más cada dia.

Y eso, no lo QUIERE hacer cualquiera.

Me da gusto que no seas un cualquiera.

Felicitaciones.

Miguel Miranda dijo...

Maribel, gracias, ¿qué puedo yo cantarte, Comandante? Pensé mucho en tí en estas dos semanas, tu trabajo es apasionante. Te mando un beso.

Mi Lucas, ijamínate monaz que el plomero, el mecánico y cualquier mexicano de a pie, tuviera la iniciativa, el tiempo, las ganas y -como soberbiamente lo has analizado en tu blog- la disciplina para dedicarle una hora de su tiempo a leer los manuales de los procedimientos que más usan, a investigar nuevas técnicas o simplmente a reflexionar acerca de su trabajo escribiéndolo en un papel. Eso, mi querido, es hacer investigación.
Pero hay los tienes viendo la novela...
Un abrazo.

La Nena Mounstro dijo...

a veces la investigacion se hace cagandola jajaja al menos a mi me pasa siempre. Hasta que la cago aprendi algo nuevo.

Q bueno que la info que le di , aunque muy pobre pudo haberle servido de algo.

Me encanta Escher!

Doña M dijo...

Zorombas:

Qué envidia. Estudiar y seguir estudiando. Yo quiero volver a estudiar.

Qué gusto. Qué fregón que hayas hecho tesis, qué chingón que ahora hayas optado por otro camino.

Qué aventado. Mire que hacerle a la restaurantero a distancia sólo para magazos.

Qué bonitos recuerdos... los ficheros en las biblios. A mí me encantaban las filminas de las hemerotecas y las etiquetas de los libros amarillentas del pegol.

Qué dieta. Qué joda. Qué bruta Maribel Guardia... ¿la pomada la deja a uno tan buena como a ella?

¿Ya le resolvieron los sinodales?

Miguel Miranda dijo...

Oiga Nena Mostra, si verdad? solo cagándola aprende uno. Le voy a contar un secreto: fíjese que malgasté una semana trabajando en cosas que al final no ocupé y terminé haciendo ptra cosa diferente a lo planteado originalmente. Oiga, muchas gracias por su ayuda y dele tambien a Nicéfora mis saludos.

Doña Eme, muchas gracias por sus comentarios. Fíjese que a estas alturas del partido, el caso debe estar siendo leído por los sinodales, me avisan como en tres o cuatro semanas qué cambios habrán de hacerse y luego, el exámen. Oiga, la Maribel Guardia anda por los 50 años, sabía?