lunes, 4 de mayo de 2009

Llenarse de mar

Huyendo de la psicosis de la influenza pero con el pretexto del aniversario matrimonial, la Consorte y este zorombático nos escapamos a Cozumel este fin de semana. Para el que no lo sepa, la Isla de las Golondrinas, como también se le conoce a Cozumel, es la ínsula poblada más grande de México y se encuentra justo enfrente de Playa del Carmen cruzando en un ferry que demora unos 50 minutos.


Salvo unos cuantos pescadores que aún salen a practicar el oficio, Cozumel vive del turismo en su totalidad; en la isla atracan de dos a tres cruceros diariamente. Esta vez, los cozumeleños, que son gente muy amable y linda, estaban de capa caída: hacía una semana que no pegaba ni un sólo barco con turistas, por... ya sabe usted.


En la entrada de la base aérea está esta pieza de ingeniería aeronáutica, para intimidar a algún chino que nos quiera invadir tipo "Pearl Harbor" como represalia xenófoba por andar desperdigando bichos por el mundo.


Pero llegamos al hotel y esta fue la vista desde la playa; mis ojitos se me llenaron de mar... Ese mar calmo, transparente y turquesa que solo en Cozumel se encuentra. El de Cancún es muy lindo, el de Playa del Carmen también, la Riviera Maya ni se diga, en fin, es Caribe; sin embargo, la isla tiene un encanto especial.


Cuando era un chavalillo, en vacaciones en Acapulco, el Doctó de repente huía de la muchachada y se metía al mar, lejos de nosotros, haciendo la cruz. Un día traté de hacerlo con él, pero en todos los intentos nunca pude alcanzar la línea de flotación. Muchos años después, he descubierto el truco: la línea de flotación está en la panza... me pasé horas flotando como morsa drogada. Gracias padre mío por no haberme revelado tu secreto, prometo conservarlo hasta la tumba.


Después vino este atardecer, por si faltara algo. Y al otro día, el golf; éste es uno de mis hoyos favoritos en Cozumel. Vea usted que belleza de árbol resguarda el green. Ahora es tiempo de secas y no ha llovido, pero en menos de un mes, ese árbol estará lleno de vida y de pájaros.


En la tarde del domingo emprendimos el inevitable regreso. De vuelta a la realidad de la influenza, que en un santiamén, ha catapultado a los mexicanos como apestados. Sin embargo, nosotros hacemos caso omiso a la derrota y hasta nos burlamos de ella. Cheque usted el tapabocas del Sr. Frogs...


Como colofón he de decir que las circunstancias están siendo muy adversas para la industria turística en México: Cozumel, la Riviera Maya, Cancún y demás polos turísticos ya están resintiendo los estragos de la influenza porcina sin siquiera tener un solo caso registrado en el estado de Quintana Roo. Les pediría a todos mis amables lectores de Shrewsbury, Bostwana, Yokohama y Chicoutimi, que pasen la voz: aquí no ha pasado nada, todo está bien y en calma, y ojalá uno de estos días vengan por acá, para reírnos todos juntos y llenarnos de mar.

3 comentarios:

-NaTs- dijo...

qué bonita foto esa del atardecer! y el árbol favorito guardián del hoyo, es una ceiba?

las ceibas son bien guapas.


mi hermano, vive en Canadá. y me llamó asustado diciéndo que si no me había muerto.. dammit!! que joder! :S

LUCAS dijo...

Hola Profesó.

Que bien hicieron su consorte y usted en escaparse e insuflarle vida a su acuarentenada cotidianeidad.

El árbol que cuida el green en su foto es efectivamente una Ceiba, árbol sagrado para los Mayas.

Al verle flotar panza arriba, me recordó de inmediato a las nutrias pues usan ese mismo sistema pero para comer. Pues está hecho usted toda una nutria.

Y nos faltó una foto: el regreso en el barco, ya que me llenó de envidia saber que bien la pasaron en la fiesta final.

Cuéntenos, no sea usted tan parco, no hay que ser...

Mastrocuervo dijo...

Tocayo, no sólo haré correr la voz al respecto, sino que te pido disculpas en nombre de la mayoría de los argentinos a los que no nos ha gustado nada la actitud de nuestro gobierno con México. Tiene razón v/Presidente, peor estamos nosotros con el dengue, y eso por la imprevisión de los gobernantes...
Bueno, no me quiero poner denso, esa isla se merece una visita, ojalá pueda llegar a ella alguna vez y "hacer la plancha" (así le llamamos por aquí a esa forma de flotar: cuando me la enseñó siendo yo un chiquilín, mi tío me decía que para lograrlo había que mandar la panza para arriba).
AA (abrazo austral)