lunes, 25 de mayo de 2009

Adios a las canchas


Después de una fractura en el dedo anular izquierdo, una visita al hospital con un choque anafiláctico, incontables magulladuras, raspones y el dedo meñique de la mano derecha irremediablemente chueco, decidí despedirme de las canchas el sábado pasado.
Siempre me han gustado las despedidas; hay algo de dramatismo en ello, siempre. Detesto a la gente mal educada que hace mutis en las fiestas y escapa de la reunión sin decir adiós. Tal vez me molesta no despedirme de algo porque no se cierra un círculo, porque no se termina con el ciclo.
Los cuatro asiduos a este bló saben que el fútbol ha estado negado para mí desde que era un chavalillo imberbe. Dicen que eso del deporte de las patadas se hereda, entonces por ahí está el culpable: el Doctó era malísimo para el fut, lo único que jugó fue béisbol y eso me consta que sí era más que regular: jugaba en una liga de la Colonia Portales cuando era estudiante de quinto año de medicina y ya se había casado con mi madre. Al parecer lo que mejor jugaba eran los extra-innings, porque él y su novena "blanqueaban" las cervezas al final de cada encuentro.
Para el béisbol tampoco pude lucir mi herencia de bateador designado; mis hermanas tenían prioridad para ir al ballet antes de que yo pudiera lanzar algun eslaider. Ellas estudiaban con Sonia Amelio, lo que a mí me tocó fue ir a Cuemanco en bicicleta, a entrenar de timonel en un squiff de 4, bajo las órdenes y los gritos de Oswaldo Sanasi, el capitán-director-contramaestre del equipo UPICSA de remo. Sanasi era un argentino enorme de barbas alocadas que tenía cara de malo y apariencia peor. Entre él y su asistente, el "Guacho" Rodríguez, me enseñaron todo el lunfardo que se. Cuando yo llegaba al hangar donde guardaban las embarcaciones se armaba una algarabía y Sanasi le decía al Guacho "mirá morocho, que sha shegó el Petiso, ponele un par de plomos y sacálo a entrenar con los otros cuatro boludos". Yo era el más feliz, hasta que me dio por voltear la embarcación cuatro veces seguidas. Dejé de ser timonel, nunca llegué a remero; inició entonces, después de un bonito debut en las prístinas aguas del canal de Cuemanco, en Xochimilco, mi faceta como nadador.
En la secundaria nadé y nadé, y en la preparatoria me dediqué a rodar en bicicleta hasta que terminé la carrera... la carera universitaria, porque las de ruta, pocas veces las terminaba. Sin embargo, nunca perdí la esperanza de jugar al fútbol organizadamente alguna vez; es decir en un equipo, con uniforme igualito, zapatos con tachones, espinilleras para solventar las patadas y un árbitro con cara de juez de registro civil, de cabellera engominada y tarjetas rojas y amarillas en la bolsa trasera muy cerca del... corazón. Desde niño me limité a ser "jugador de sillón", salvo las "cascaritas" que jugábamos en la calle Juan Bernardo (en el papel de Franz Beckenbauer) Luis Ángel (como "el Mago Ardiles") y este zorombático que siempre quiso ser Johan Cruyff.
Pero a cada santo le llega su fiestecita y debuté a los cuarentaidós; mis espinilleras y tachones fueron compradas para la ocasión y el árbitro estaba por demás feo; además solo traía Visa y Mastercard, porque las otras nunca las sacó. Lo increíble fue que este zorombático, apuntalado por los años, salió de arquero –parafraseando a Sanasi–; la posición más bonita y más difícil de cualquier equipo de fútbol. El portero, arquero, guardameta, cancerbero o como usted quiera llamarle, es la posición más ingrata del equipo, la más sola y la más vulnerable. En tres torneos sentí lo que es estar en un equipo de temerarios; los Torpedos y yo fuimos uno mismo y fuimos subcampeones y campeones, hasta este sábado, que los dejé encarriladitos para que ganen su segundo campeonato al hilo. Yo me bajo en Atocha, aquí me quedo, me retiro a mi sillón favorito a ver a mis Pumas lograr un campeonato más; he cerrado el círculo, lo que no puede hacer en el Instituto México en 1976 lo he hecho en Cancún en el 2009. Me voy feliz a jugar deportes con menor índice de lesiones como el tenis, el golf y los bolos, que dejen a mi Consorte más tranquila y sin un rosario en las manos y me quedo con las palabras de Albert Camus, premio Nobel de literatura 1957:
"Nada me enseñó más en la vida que haber sido portero de fútbol".

7 comentarios:

solapado dijo...

El Kaiser Beckenbauer, El Flaco Cruyff y el Mago Ardiles...mmhhh...me parece que el mote le sient mejor a JB y a ti que a un servidor...mas bien serìa el Rey Edson Arantes do Nascimento y no necesariamente por jugar bien, mas bien la pigmentacion de la dermis, epidermis y subyacentes...jajaja....El nombre del equipo que te despides me parece mas que excelente. Ojala se nos hubiera ocurrido el mismo en aquellos tiemnpos...por cualquiera de las 2 causas: O torpes, o...te lo dejo de tarea.

Saludos desde el DeFectuoso

Miguel Miranda dijo...

Mi querido Luis Ángel, lo que pasa es que ya no te acuerdas porque estabas muy pequeño, pero preguntale a tu hermano que no me dejará mentir. Tu eras Ardiles porque estaba de moda en el 78, JB y yo arrastramos los motes desde el 74. Ves... es una ventaja ser más joven...
Los Torpedos es un super nombre, checa el blog: www.blogtorpedo.blogspot.com
Te mando un abrazote.

LUCAS dijo...

Mi estimado ex-futbolista, portero en retiro, Profesó de la teoría y los planes:

Como macho se ha retirao, a tiempo, en la cúspide, vamos, en la gloria.

Y es que no hay que saber llegar, hay que saber retirar.

A tiempo, todo a tiempo. Es el valor del timing en el futbol y en la vida.

Felicidades y espero pronto escuchar esas aventuras entre cervezas en la Zona 1 del estadio de besibol.

Mastrocuervo dijo...

Tocayo: un retiro a tiempo siempre está muy bien. Y "a tiempo" significa irse más o menos sano, que no es poco. Cuando me retiré a mi vez, me dije: "A los 48, mi campaña no
habrá sido exitosa, pero al menos fue prolongada..."

Y soñar con parecerse al gran holandés Johan de la camiseta Nro. 14, seguro que fue un buen sueño.

AA de uno de los cuatro asiduos.

Doña M dijo...

Zorombas, cosa admirable el retiro voluntario. Yo tengo un pariente que como usté, ha bordado su vida con el anhelo del futbol. Lo corrieron de todas las escuelas porque se la pasaba dibujando estrategias, armando biografías de los jugadores. Su señor papá lo mandó de internado en castigo... donde jugó futbol. Y luego cuando regresó, también de castigo, lo metió a trabajar de IBM a Notimex. Un día se enfermó el colaborador de deportes y era bien sabido que el que las traía dominadas era el pariente. Se quedó en el puesto. Hoy tiene 3 cirugías en las rodillas, 44 años, y dos ligas de futbol. Añoro el día que le dé por el golf, porque por lo pronto, está considerando esquiar.

Le cuento que sus Pumas, los Pumas de todos pues, hicieron gran revuelo acá en el Angel. No sabe el desmadre. Eran las 3 de la mañana y todavía pasaban por mi calle locos en sus coches haciendo ¡taaaaa-taaa-ta-ta-tá!

Que disfrute usté el nuevo Zorombatlético.

PD: Como Editor de la Nena, yo que usté, ya le ponía una sanción y le sacaba la roja.

-NaTs- dijo...

jojo!! no conozco a ninguno de los que mencionaste!!! yo siempre quise jugar en un equipo hecho y derecho no en torneos de la escuela, aparte en los torneos no me dejaban jugar con los niños y las niñas parecían gallinas buscando maíz.... oosh!!!

hace poco en la uni jugue con los demi salon y al principio dijeron : ayyy pasasela a nat porque es niña y yo mhhhhhhhh perros desgraciados.... ya verán, anoté como 2 goles y ya no me "tuvieron" que pasar...

maribel dijo...

Bueno, pues no le cuentes a tu sobrino, que hoy estrenó bici sin rueditas y descalabrada de 4 puntos.
!!Si los desportes son una bestialidad!!