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viernes, 3 de septiembre de 2010

Adiós Don Germán


Mi amigo Beto me enseñó a leerlo, justo cuando estaba mutando mi ser de ex-estudiante-universitario-semi-comunistoide a proto-yuppy-capitalista y dejé de leer La Jornada y comencé a interesarme por el Reforma. A la hora de la comida, salía de la agencia de publicidad donde trabajaba, cruzaba Av. Tamaulipas y comía la comida corrida de la fonda de mi amigo. Mientras esperaba la sopa y a sugerencia de Beto, leía La Gaceta del Ángel, columna en el Reforma. Era 1994; el "Bucles" era un bebito y "La rubia misteriosa" surcaba los párrafos sin recato. Leía a Germán Dehesa e invariablemente me ponía de buenas, me divertía; muchas veces solté la carcajada limpia y sin recato en medio de las mesas de la fonda o en el vagón del metro, los jueves que mi Tsuru no circulaba. Pero también me hacía reflexionar. Don Germán provocaba en mí el gozo por la ciudad que poco a poco me empujaba al exilio voluntario, me entusiasmaba con las citas de los libros que leía montándolos en su panza, su whisky y sus viernes de "hoy-toca". Me entusiasmaba su coherencia.
No he dejado de leerlo; siempre con ese mismo entusiasmo de los primeros años y admito la influencia en mi vida de un hombre que nunca conocí personalmente pero que siempre sentí de mi familia por la simple razón de la cercanía ideológica, no siempre compartida pero sí con la certeza de saber que leía a un hombre culto, honesto, sencillo y amable, que poseía la cualidad de demostrarlo escribiendo.
Don Germán sabía que se estaba muriendo y apenas el jueves pasado lo escribió y anunció en su columna que tenía cáncer; “No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho como para que ocurra algo tan ingrato..." y sin embargo, tuvo el privilegio de saber morir.
Descanse en paz un chilango ejemplar, que amó su ciudad, que descifró el alma del mexicano común; amo del ingenio, la ironía y la lucidez. Lo voy a extrañar mucho. Más que a Monsi.

lunes, 18 de mayo de 2009

Chau Mario


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma

no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios

no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana

y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


No te salves

Mario Benedetti
1920-2009


Hasta siempre Maestro, gracias por las sensaciones que sin tus letras y tu poesía no hubiera descubierto.